HUBERT MATOS ES UN TRAIDOR ENFERMIZO
Por Lucilo Tejera Díaz
Hubert Matos, quien traicionó en 1959 a la Revolución Cubana que había ayudado a triunfar en las montañas de la Sierra Maestra, no pierde la oportunidad de demostrar lo que es: un genuino traidor, mentiroso a más no poder y oportunista de larga data.
Resulta que en este nuevo aniversario, el 51, de la desaparición física del Comandante del Ejército Rebelde Camilo Cienfuegos, el falso revolucionario vuelve a despotricar de Fidel Castro con argumentos tan tontos y tan faltos de verdad como estos que aparecieron en la versión digital de El Nuevo Herald, de Miami, este 28 de octubre de 2010:
“Yo inmediatamente pensé que Fidel lo mató. Lo mataron por mi caso”, “…hubo fricción entre Cienfuegos y Castro desde muy temprano”, “Cienfuegos se quejó a menudo a Matos de la creciente infiltración comunista en las filas de la revolución”, “Matos añadió que Castro mientras tanto ya había empezado a criticar a Cienfuegos a mediados de enero de 1959, llamándolo ‘descuidado, borracho, bohemio. Las mujeres lo vuelven loco”. “Matos contó que Castro le dijo: ‘El pueblo lo ama, pero es un desastre”. “El 26 de octubre, añadió Matos, recibió dos notas secretas de Cienfuegos diciendo que estaba preparado para ayudarlo a escapar. Matos dijo que rehusó la oferta porque quería un juicio durante el cual explicar en público sus críticas a Castro.”
Es en realidad indignante que este individuo hable en semejante forma de un jefe guerrillero que había expresado públicamente su fidelidad a Fidel con esta frase que pasó merecidamente a la historia: “Contra Fidel, ni en pelota”.
Camilo representa para los revolucionarios cubanos, para el pueblo, la imagen de esa fidelidad que la puso a prueba a lo largo de la guerra contra la tiranía proimperialista y también después del triunfo en enero de 1959.
Fidel le confió a Camilo la compleja misión de reducir la sedición que Matos, al frente de la provincia de Camagüey en aquel entonces, había echado a andar junto a un grupo de oficiales que había comprometido con engaños y la burguesía terrateniente de la región.
Camilo fue al cuartel donde estaba Matos y lo detuvo, al igual que a otros complotados.
En tareas que siguieron a aquel 21 de octubre, Camilo tuvo que retornar a Camagüey y dolorosamente el 28 desapareció el avión Cessna en que viajaba a La Habana en compañía de su escolta y de un experimentado piloto.
A lo largo de su vida como revolucionario, Fidel ha demostrado claridad y valentía en sus acciones, sin conciliábulos palaciegos a los que Matos y la prensa proyanqui gusta tanto inventar.
Cuba, sus genuinos y sinceros hijos, recuerdan con agradecimiento a Camilo. Lo hacen con amor porque con apenas 27 años de edad había escalado a fuerza de lealtad y firmeza revolucionaria a la gloria de la Patria.
Hubert Matos, traidor al fin, no podría nunca aspirar a un lugar así.
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