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GUAYACANES, DE CUBA

¿Daría Obama un indulto a los cinco antiterroristas cubanos?

MARÍA TERESA MOJÁIBER BRABOS (ADELANTE)

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Camagüey.- Tal vez ante el reclamo que en varios idiomas y lugares del mundo exige a Obama la liberación de los Cinco, alguien podría preguntarse si en definitiva el presidente del país más poderoso del mundo se interesaría por este caso,

A pesar del silencio de la gran prensa, Barack Obama sabe sobre los Cinco. Aunque no se pronuncie, las miles de cartas y los correos electrónicos que desde todas partes llegan a la Casa Blanca son un buen recordatorio.

A esta altura ya no queda otra opción para el equipo de la defensa, y la última alternativa es el indulto, que no deja de levantar suspicacias hasta en los más optimistas.

Según la Constitución norteamericana, el indulto es un poder del presidente y fue defendido por los Padres Fundadores de la nación como una forma de corregir los errores del sistema judicial y dispensar clemencia a los condenados que lo merezcan.

Consiste en el perdón y puede evitar el juicio a una persona, extinguir una sanción o restituirle los derechos al que ya cumplió su pena.

Pero la letra impresa suele torcerse y el perdón del Presidente se ha convertido en una forma de tráfico de favores políticos y de bolsillo. Una investigación de ProPublica, medio de prensa norteamericano que se declara independiente y en favor del interés público, reveló fallas en el proceso de indulto.

El escandaloso reportaje, publicado también por el Washington Post, realizó un estudio estadístico de los solicitantes de perdón durante el Gobierno de Bush y descubrió que los blancos, en relación con las minorías, tenían cuatro posibilidades más de obtenerlo, aun en los casos en que unos y otros hubiesen cometido similares delitos y tuvieran parecidas penas.

Los abogados de la Office of the Pardon Attorney (OPA), dependencia del Departamento de Justicia encargada de revisar las solicitudes, negaron cualquier sesgo racial en el proceso, pero de 189 indultados durante los mandatos de Bush, solo 13 no eran blancos.

ProPublica denunció que aquellos aspirantes con cartas de recomendación de algún congresista tuvieron tres veces más probabilidades de éxito. En varios casos se comprobó que los parlamentarios recibieron grandes sumas a cambio de apoyo, que si bien no garantiza un perdón al menos resalta un expediente entre miles de ellos.

No han sido pocos los escándalos de las administraciones norteamericanas en el ejercicio de la prerrogativa del indulto. El más famoso es el conocido como “Pardongate”, perdón que otorgó el Presidente Gerald Ford a su antecesor Richard Nixon, quien debía enfrentar un juicio por su participación en el espionaje de la sede del opositor Partido Demócrata.

Bill Clinton fue otro que dejó boquiabierta a media humanidad por su decisión en el último día de su gobierno a favor del fugitivo multimillonario Marc Rich, a pesar de ser el sexto hombre más buscado del mundo en la lista del FBI por medio centenar de delitos financieros y evasión fiscal de 50 millones de dólares.

Nada tuvo que ver el gesto de Clinton con el desinterés pues luego estalló la noticia de que una ex esposa de Rich había donado gruesas sumas a la biblioteca particular de Clinton y a la arcas de los demócratas.

Ver las barbas de sus antecesores arder hizo a Obama poner las suyas en remojo y sus consejeros legales anunciaron la necesidad de una reforma del proceso de indulto, pero casi al término de su primer mandato ya se le cuestiona su incapacidad para realizar un cambio real, porque luego del otorgamiento de 22 indultos (en camino de convertirse en un récord mínimo en la historia de ese país) aún persisten la disparidad racial y los errores de la OPA denunciados por la investigación de ProPublica.

En noviembre del 2009 los medios publicaron cómo Obama indultó al pavo Courage (Valor) durante la tradicional ceremonia de la Casa Blanca en víspera del Día de Acción de Gracias. Durante catorce años el caso de los Cinco no ha corrido con la misma suerte pues la mayoría de la prensa nacional silencia las arbitrariedades del proceso y el sostenido reclamo de indulto.

Los Cinco Héroes tienen a su favor que los argumentos para un posible perdón los ofrecieron, aun sin proponérselo, la jueza Joan Lenard y el Fiscal General en aquel entonces, lo cual es un aval importante según las propias regulaciones. Lenard, quien presidió el juicio condenatorio, varias veces se quejó de que la conducta hostil de los periodistas en la sede del tribunal y en contra de los Cinco había atemorizado a los miembros del jurado.

Ese mismo precedente hizo luego a un panel de tres jueces de la Corte de Apelaciones de Atlanta declarar nula la vista judicial en Miami por no considerarla una comunidad neutral.

Por su parte, el otrora Fiscal General de Estados Unidos, Alberto González, pidió que debido a falta de evidencia se le retirara a Gerardo el cargo de conspiración para cometer asesinato por su supuesta participación en el derribo de las dos avionetas de Hermanos al Rescate, lo cual no se cumplió.

Asimismo, el Grupo de Trabajo de Naciones Unidas sobre Detenciones Arbitrarias determinó que la privación de libertad de los Cinco viola la Convención Internacional sobre Libertades Civiles y Políticas.

El Premio Nobel de la Paz de Obama lo debería colocar en una posición comprometida y pronunciarse a favor de los Cinco. El entusiasmo puede confundir, y tal vez esperar una postura así sería como pedirle peras al olmo, a decir por los compromisos políticos que llevan siempre hasta la Florida a todo aspirante a una elección presidencial.

Pero desestimar esta opción negaría el gran poder de la opinión pública. Por suerte, la solidaridad permite la existencia de una Coordinadora Nacional para los comités de apoyo a los Cinco en ese país que han llegado hasta las puertas del Congreso.

Son esos hombres y mujeres junto al resto del mundo los que deben recordarle a Obama su obligación moral y permitir una respuesta positiva a la gran interrogante.

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