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GUAYACANES, DE CUBA

CONSTITUCION DE LA YAYA: PERDURA EL ANSIA INDEPENDENTISTA

POR LUCILO TEJERA DIAZ

   La consigna de ¡Independencia o Muerte! lanzada por Carlos Manuel de Céspedes el 10 de Octubre de 1868 en el ingenio Demajagua cuando inició la lucha libertaria de los cubanos contra el colonialismo español, la ratificó 29 años después en toda su intensidad y deseo la Constitución de La Yaya

   “Para que las enseñanzas del pasado no fueran jamás desatendidas y sirvieran para mantener unidos a todos los cubanos en la obra hermosa de la independencia de la Patria”, diría por aquellos días de octubre de 1897, el General mambí Bartolomé Masó.

   En cumplimiento de lo dispuesto en la anterior, proclamada dos años antes en Jimaguayú, la de La Yaya fue la cuarta Constitución mambisa, pues se aprobó y juró en medio de los avatares de la guerra por la independencia de Cuba.

   Al igual que la de Guáimaro en 1869 y la de Jimaguayú en 1895 (antes de esta se había firmado la de 1878 en Mangos de Baraguá, en la región oriental, tras la digna protesta del General Antonio Maceo), el escenario de la de La Yaya vuelve a ser Camagüey.

   Al sureste de la entonces ciudad de Puerto Príncipe, hoy Camagüey, del 10 al 29 de octubre de 1897 se reunieron los constituyentistas en representación de cada uno de los Cuerpos de Ejército de las fuerzas insurrectas.

   Sobre ese documento, el profesor de la Universidad Ignacio Agramonte, de Camagüey, Carlos Manuel Villabella Armengol afirmó en su libro “Historia constitucional y poder político en Cuba”:

   “…este texto constituyó el producto más acabado de la fuente desde el punto de vista político y técnico, siendo exponente del grado de madurez que había alcanzado el constitucionalismo mambí.”

   La Ley Suprema de La Yaya, en sentido general, ratifica, rectifica o complementa a la de Jimaguayú, redactada en los primeros meses de la última contienda libertaria contra el colonialismo español organizada por José Martí y el Partido Revolucionario Cubano.

   En aquel momento, octubre de 1897, el mambisado era dueño de la mayor parte de Cuba, y las fuerzas colonialistas se mantenían en las ciudades, sus reductos finales, por lo cual se avizoraba la independencia.

   Así, en La Yaya se aprobaron artículos referidos a la forma de gobierno en armas y a la dirección de la guerra, y también a cómo debía ser la vida en algunos aspectos ya en la independencia.

   Sin embargo, las ansias libertarias se verían obstaculizadas después.

   Ricardo Alarcón, presidente del Parlamento cubano, señaló en una intervención en octubre de 2010 durante la clausura IX Encuentro Nacional de la Sociedad Cubana de Derecho Constitucional y Administrativo, en La Habana:

   “El ordenamiento jurídico y las autoridades e instituciones establecidas por La Yaya fueron aplastados sin contemplaciones por la intervención militar de 1898. Los invasores yanquis ignoraron igualmente la Constitución Autonómica dictada por España el año anterior y que imperaba en los enclaves que los colonialistas malamente retenían”.

   Pero aun así, el manifiesto de La Yaya de que "Sólo con la victoria o con la muerte saldremos de los campos de Cuba Libre" siguió vigente hasta 1959, cuando el pueblo logró el poder en una revolución victoriosa y emprendió a plenitud el camino soberano y digno por el que se había luchado desde la clarinada en Demajagua.

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